Ilustrando al piano algunos de los temas fundamentales de las piezas seleccionadas
Pedro Halffter Caro imparte en la Fundación BBVA el ciclo de conferencias ‘Richard Strauss y sus poemas sinfónicos: imágenes en música’
El maestro Pedro Halffter Caro ha impartido en el Palacio del Marqués de Salamanca, sede de la Fundación BBVA en Madrid, el ciclo de conferencias Richard Strauss y sus poemas sinfónicos: imágenes en música. Tres sesiones que han girado sobre otros tantos poemas sinfónicos de Strauss, piezas de un género orquestal que alcanzó su máximo esplendor con el compositor alemán y que son, para el maestro, la mejor manera de abordar la totalidad de la obra de Strauss. Halffter Caro ha analizado la vida y música de Strauss, ilustrando al piano algunos de los motivos y temas fundamentales de las piezas seleccionadas. El vídeo de la primera conferencia está disponible en este enlace, la segunda puede verse aquí y la tercera está disponible en este enlace.
20 abril, 2022
Se trata del tercer ciclo de conferencias que Pedro Halffter imparte en la Fundación BBVA: primero fue Wagner, después Mahler y ahora Strauss. Un hilo conductor “evidente”, en palabras del maestro, atraviesa los ciclos: “Desde Wagner, como elemento fundamental del desarrollo de la música a finales del siglo XIX, que hace que esta recorra un camino totalmente diverso, hasta, por una parte, Mahler y, por la otra, Strauss. Ambos son los directores y compositores contemporáneos más importantes de la época, con una relación de amistad compleja. El parecido es mucho: ambos son herederos de la música de Wagner y grandes wagnerianos, si bien Strauss es un músico mucho más complejo y completo, y abarca prácticamente todos los géneros musicales: compone óperas que son obras maestras, poemas sinfónicos, música de cámara, Lieder, conciertos para solistas, algunos ballets…”. Por tanto, advierte Pedro Halffter, se corría el riesgo de “perderse” en la inmensidad de su obra, de ahí que la opción haya sido “centrar” el ciclo en un género (el poema sinfónico) y, a partir de él, explicar toda la música de Strauss.
El repaso biográfico sobre el último gran exponente de la música romántica germánica será más extenso que en los dos ciclos anteriores, pues es, a criterio del maestro Halffter Caro, “más relevante y definitorio de su obra”.
Richard Strauss (1864-1949) nació en el seno de una familia de la alta burguesía. Su padre, Franz Strauss, era primer trompa de la Ópera de Múnich y se casó con la heredera de una de las cerveceras más importantes de la región, por lo que Strauss tuvo acceso a una educación alto-burguesa de muy elevado nivel, que le permitió entrar en contacto con un grupo intelectualmente muy sofisticado desde una edad temprana. Por otra parte, en lo estrictamente musical, Strauss tuvo desde muy joven acceso a grandes directores, como Hans von Bülow, que estrenó su Concierto para trompa n.º 1 , compuesto por Strauss con tan solo 18 años. Por tanto, sus primeras obras ya fueron interpretadas por las mejores orquestas de Alemania y enseguida tuvo la oportunidad de trabajar con ellas. “Strauss −concluye el maestro Halffter Caro− tuvo una ventaja formativa muy importante con respecto a sus compañeros: desde el primer momento pudo experimentar con las mejores orquestas y ejecutar ideas de una dificultad enorme, lo que explica, en parte, la rica complejidad de la orquestación de su música”.
El “máximo exponente” del poema sinfónico
“Desde las sinfonías de Beethoven existe una alta demanda en el público de escuchar música sinfónica −explica Pedro Halffter−. En Liszt comienza a fraguarse una división en la música sinfónica: entre los que se consideran sinfonistas puros (Bruckner, Mahler, Brahms…) y los defensores de la nueva música (como se autodenominan) en Alemania, que defienden el poema sinfónico como forma de composición moderna y en la que se pueden introducir conceptos, imágenes e ideas”. Es la conocida como música descriptiva o programática.
Para demostrar que Strauss es la figura más importante del género, el maestro Halffter Caro ha recogido la serie de los poemas sinfónicos compuestos desde Liszt hasta, aproximadamente, 1920, y la mayoría de los poemas sinfónicos de Strauss, o bien son popularmente conocidos, o se encuentran en el repertorio representado en todo el mundo. “Don Juan (1889), Muerte y transfiguración (1889), Till Eulenspiegel (1895), Así habló Zaratustra (1896), Don Quijote (1897), Una vida de héroe (1898), Sinfonía alpina (1915)… son todos archiconocidos −destaca Halffter Caro−. Esto nos demuestra que Strauss es el dominador del poema sinfónico y su máximo exponente. Por esta razón me centré en ese género, para poder explicar el conjunto de su obra”, defiende el maestro.
El maestro Halffter Caro, considerado uno de los mejores directores wagnerianos, repasó en su primera conferencia los orígenes del poema sinfónico: “Destilado en la Sexta de Beethoven o en la Fantástica de Berlioz, no tiene un enorme impacto como género hasta el Don Juan de Strauss”. Tras esta pieza llegó otro aclamado éxito, Muerte y transfiguración, obra en la que se centrará la primera conferencia del ciclo y en la que se relata la propia idea que tiene Strauss de sí mismo: “Casi todos sus poemas sinfónicos son autorretratos –señala Halffter Caro–; relatan cómo el compositor se ve a sí mismo y la importancia que considera que el artista tiene dentro de la sociedad. Voy desvelando los diferentes episodios de la pieza con esos ejemplos que voy ofreciendo al piano, para cerrar con la interpretación de la última parte de la composición”.
La razón de incorporar a la soprano Lina Mendes, es porque Pedro Halffter quiso dar a esta primera conferencia “una visión un poco más personal”. “Cuando diriges Muerte y transfiguración −explica el maestro−, se aprecia que es un poema sinfónico extraordinario, pero compuesto en su juventud, que deja la sensación de que a Strauss le ha quedado algo por decir, como si estuviera incompleta. Así, cuando escuchas su última composición, más de medio siglo posterior, Cuatro últimas canciones (1948), descubres que vuelve a utilizar un tema de Muerte y transfiguración: al final de la última canción, la soprano canta una melodía maravillosa y después hay un epílogo orquestal en el que se puede reconocer esa melodía. Strauss, al final de su vida, recoge su propio tema, lo modifica ligeramente y finalmente sí consigue esa transfiguración de alguien que es capaz de llevarnos con su música ante el abismo de su propia muerte”.
La influencia de la literatura en Strauss
La segunda de las conferencias hizo un repaso de la influencia que tuvo la literatura en la obra del maestro bávaro, la forma en que el compositor trata los diferentes personajes literarios que protagonizan sus óperas y su estrecha vinculación con grandes escritores de su época, como Hofmannsthal y Stefan Zweig, libretistas de sus óperas más representativas. En particular, Pedro Halffter abordó en profundidad el poema sinfónico Don Quijote frente a otros poemas sinfónicos escritos sobre personajes literarios, como Macbeth y Till Eulenspiegel, y resaltará la admiración de Strauss por los personajes literarios españoles como don Quijote y don Juan.
“Strauss −destaca Halffter Caro− compuso dos poemas sinfónicos basados en mitos españoles: Don Quijote y Don Juan. Pero este último no es el Don Juan de Zorrilla, sino inspirado en el texto de Lenau, un Don Juan mucho más romántico y complejo, con un final mucho más dramático, y que se plasma de manera extraordinaria al final de este poema sinfónico de Strauss”.
Sobre Don Quijote, que es la pieza protagonista de esta segunda sesión, el maestro Halffter Caro asegura que “es una de las obras más extraordinarias de Strauss, con una riquísima definición del personaje del ingenioso hidalgo”.
En esta conferencia, el piano volvió a apoyarse en un solista invitado, en este caso un violonchelo que fue interpretado por Iagoba Fanlo. Nuevamente atendiendo al propósito del maestro Halffter de realizar una interpretación personal de la obra de Strauss. “Hago una introducción que muestra cómo se va construyendo musicalmente el personaje de don Quijote, y para ello cuento con Iagoba Fanlo, para lo que defino ‘el devenir del personaje abstracto en un instrumento concreto’. Después de esa introducción, el público visualiza cómo el violonchelo se ha convertido en el ser humano, en don Quijote, cómo habla con nosotros, nos cuenta sus historias; visualizamos sus aventuras y cómo al final muere. Es una obra contemporánea y complementaria a Una vida de héroe, y que Strauss recomienda se interpreten de manera consecutiva, porque son las dos facetas de cómo Strauss se veía a sí mismo: un hombre austero, delgado, aburrido, que daba mucho valor al trabajo, y frente a eso, una concepción ególatra, casi maníaca, de Una vida de héroe, en la que se muestra cómo el compositor es un héroe, y sus grandes logros son sus propias composiciones. En el epílogo de esta obra, un fragmento titulado ‘Las grandes victorias del héroe’, cita sus poemas sinfónicos y especialmente Don Quijote. Esa parte megalómana de Strauss es la que me resulta menos interesante; me siento más atraído por la parte personal y compleja”.
Cumbre de la música programática o descriptiva, la Sinfonía alpina
En la tercera conferencia con la que finalizó el ciclo, Pedro Halffter terminó de analizar los poemas sinfónicos de Richard Strauss según su cronología, para cerrar con la más grande expresión de lo que se ha venido a denominar música descriptiva. Se acercó, además, a la música del compositor desde varios puntos de vista: el puramente descriptivo, el filosófico y el visionario de la relación del ser humano con la naturaleza.
En la Sinfonía alpina descubrimos las profundas influencias wagnerianas, el impacto que las nuevas estéticas musicales tuvieron en su evolución creativa, la ambición de condensar en una sinfonía una filosofía universal o la relación con otro de sus más destacados contemporáneos como fue Gustav Mahler.
A través de extractos musicales interpretados al piano por el maestro Halffter Caro, desgranó cada uno de los diferentes episodios de la obra, haciendo énfasis en la genialidad de Strauss al describir los sentimientos del narrador del poema y el espectáculo de la naturaleza a través del sonido.
Esta composición está inspirada en un suceso autobiográfico ocurrido a Richard Strauss cuando de joven hacía una excursión por los Alpes bávaros, y escribe a su amigo Ritter una carta contándole que había esbozado una “chapuza wagneriana”.
“En la Sinfonía alpina hay dos elementos que son muy nietzscheanos. El primero, cuando estamos en el momento álgido en el que Strauss mismo llega a la cumbre, lo que se escucha, prácticamente sin percibirlo, es el tema de Zaratustra. La sensación es la misma que al abrir las páginas del Zaratrustra de Nietzsche y Zaratustra decide descender hacia el mundo. Strauss se sitúa en el mismo nivel: he sido capaz de subir hasta la cumbre y me sitúo al mismo nivel. El otro elemento muy nietzscheano es el del eterno retorno, ya que la obra termina y comienza exactamente con los mismos compases, la misma instrumentación, la misma tonalidad…; la obra podría continuar eternamente”.
El maestro Halffter Caro divide los 23 momentos que tiene la obra en dos grandes partes. Tras esa llegada nietzscheana a la cumbre, se pasa de una fase descriptiva (momentos de peligro, el paso por una catarata, momentos en los que prácticamente se está escuchando a las vacas, sus cencerros…) a una segunda fase, en la que aparece el Strauss más místico, y los títulos de los momentos musicales cambian y pasan a ser visión, elegía, despedida… Ahí se escucha la parte final de la Sinfonía alpina, después de la tormenta.