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Pedro Halffter Caro imparte en la Fundación BBVA el ciclo de conferencias ‘Mahler, una vida en sinfonías’
El miércoles 3 de abril comenzó en el Palacio del Marqués de Salamanca, sede de la Fundación BBVA en Madrid, el ciclo de conferencias Mahler, una vida en sinfonías. Impartido por el maestro Pedro Halffter Caro, ha abordado en tres sesiones los hitos biográficos y musicales de uno de los compositores con más influencia en la música de la primera mitad del siglo XX. Halffter ha dirigido las distintas sinfonías de Mahler en más de un centenar de ocasiones en Berlín, Madrid, Múnich, el Salzburg Festspielhaus -sede del Festival de Salzburgo- o el Festival Schleswig-Holstein; y, además, está considerado como uno de los mejores directores wagnerianos de España (en 2017 dedicó a Wagner un ciclo de conferencias en la Fundación BBVA).
2 abril, 2019
Gustav Mahler (1860-1911), autor de nueve sinfonías, una décima incompleta y varios ciclos de canciones, es -comenta Pedro Halffter- “el primer músico self-made man. Nace en un pequeño pueblo del Imperio austrohúngaro, en el seno de una familia campesina, y, siendo judío -aunque converso al catolicismo- llega a dirigir la más alta institución cultural del imperio: la Ópera de Viena. No tenía una posición acomodada como Felix Mendelssohn o su contemporáneo Richard Strauss y por eso, en lugar de dedicarse exclusivamente a la composición optó por labrarse una carrera como director de orquesta”.
En esa faceta alcanzó un prestigio singular dirigiendo óperas, especialmente de Wagner y Mozart, e introdujo “innovaciones que hoy siguen vigentes en los teatros de todo el mundo. Pero Mahler -y esto es muy revelador- no compuso ninguna ópera. Le basta con sus sinfonías para reflejar la inmensidad del mundo; no necesita el escenario como elemento expresivo porque todo está ya en su propia música”, explica Halffter. La grandiosidad de sus sinfonías es tal -todas requieren al menos un centenar de intérpretes y la Octava se estrenó con más de mil- que, precisa el maestro, “los auditorios de hoy en día se construyen en razón de la influencia de la música de Mahler en las orquestas. Cuando pensamos en la Filarmónica de Berlín -construida en 1963- o en grandes nuevas salas de conciertos, como el Auditorio Nacional -inaugurado en 1988-, están pensadas sobre todo para que esas sinfonías puedan sonar tal y como las imaginó Mahler”. Otra muestra de la influencia de sus composiciones es que directores como Claudio Abbado y Simon Rattle comenzaron su etapa al frente de la Filarmónica de Berlín interpretando sinfonías de Mahler.
Un camino de ida y vuelta entre experiencia vital y creación sinfónica
Las conferencias han analizado la influencia del recorrido vital de Mahler en su música, pues, como subraya Halffter Caro, “el carácter de su padre -una persona violenta-, el suicidio de un hermano al que se sentía muy unido o la tempestuosa relación con su esposa Alma se ven reflejadas en su música. Cualquier compositor puede atravesar dificultades, pero lo raro es tener la genialidad de transportarlo a una música extraordinaria, que perdure en el tiempo”. Y hay también un camino inverso entre su música y su vida: “En su Sexta sinfonía introduce un martillo de grandes dimensiones utilizado en varios momentos de enorme dramatismo, que refleja de manera profética los golpes que el destino le depararía: su expulsión de la Ópera de Viena, la detección de la enfermedad cardiaca que acabaría con su vida en 1911 y la muerte de su hija menor, María”.
La capacidad de Mahler para innovar a partir de la tradición le convirtió en el motor de la transición del post-Romanticismo a la Segunda Escuela de Viena. De este modo, su música se erige como la principal influencia del cambio de paradigma que se produjo en la primera mitad del siglo XX. Halffter pone algunos ejemplos ilustrativos: “Alban Berg llegó a decir: «por fin una Sexta sinfonía después de la Sexta de Beethoven»; y Arnold Schönberg quedó impactado por la utilización totalmente novedosa de la armonía y la instrumentación que descubrió en el estreno de la Séptima”.
Pedro Halffter alterna la exposición con la interpretación de fragmentos al piano. “Escuchar a Mahler sin el aparato orquestal permite apreciar la fuerza primigenia, la poesía, los matices y, por así decir, las partículas fundamentales que sustentan su universo musical, un ejercicio que cambia por completo la posterior audición de sus obras”. A esos ejemplos musicales intercalados se suma, al término de cada sesión, un movimiento completo a dos pianos, a cargo de Pedro Halffter y de Eduardo Frías. “Mahler -subraya Halffter Caro- es un compositor que escribe desde el piano y existen transcripciones de sus sinfonías, supervisadas y autorizadas por él mismo, para dos pianos o cuatro manos. En ellas se refleja la esencia y el ímpetu de su música, percibimos su manera de componer en una visión totalmente nueva y que fue la que escuchó su círculo más cercano”. Las piezas seleccionadas muestran de manera elocuente algunos de los rasgos definitorios de las sinfonías de Mahler, como la relación con la naturaleza, el papel que atribuye a las marchas militares, su capacidad para expresar sentimientos convulsos, la importancia de lo onírico o la fugacidad del discurso.