En 1607, Claudio Monteverdi estrenó L’Orfeo, título con el que dio verdadero comienzo a la ópera como género. Pero antes y después de L’Orfeo, se interesó por la relación de la música con la palabra y el teatro, una experimentación que arrojó frutos muy diversos. Si el Lamento della ninfa es uno de sus madrigales más íntimos y desgarradores, Il combattimento di Tancredi e Clorinda adquiere la forma de un trepidante madrigal escénico compuesto para el carnaval de 1624, e Il ballo delle ingrate es un ballet semidramático creado para la boda de Francesco Gonzaga. Los tres fueron recopilados en Venecia en 1638.