Tanto Arnold Schoenberg como Cristóbal Halffter fueron personalidades innovadoras pero con un gran conocimiento de la tradición musical. Schoenberg compuso Pierrot lunaire en 1912, sobre 21 poemas de Albert Giraud basados en personajes de la commedia dell’arte. Esta obra inaugurará a la vez un discurso expresionista y un tipo de ensemble formado por voz, flauta, clarinete, violín, viola, violonchelo y piano, que tendrá un largo recorrido en el siglo XX por su versatilidad. Respecto a Halffter, tanto su Sonata para violín solo (1959) como Antiphonismoi (1967) reflejan el conocimiento profundo de técnicas instrumentales contemporáneas y la búsqueda de sonoridades inéditas con modos de expresión vinculados a la tradición.